Los datos son enviados desde la computadora por medio del
puerto de video hacia los circuitos del monitor.
Los circuitos internos los reciben y de acuerdo a lo
especificado por la computadora controla los cañones de electrones.
Estos cañones lanzan haces electrones hacia la pantalla, la
cuál tiene zonas sensibles fosforescentes (píxeles) y al recibirlos emiten un
pequeño pulso de luz.
Para pantallas monocromáticas integra solo un cañón, para el
monitor a color integra tres cañones y cada uno controla un color (rojo, verde
y azul), sistema RGB, los cuáles mezclados determinan el color del píxel en
pantalla.
La trayectoria de los electrones en sentido vertical y
horizontal hacia los píxeles de la pantalla, es controlada por medio bobinas
que emiten de campos magnéticos.
Como el tiempo que permanece encendido el píxel es muy
corto, el proceso se repite varias veces por segundo en toda la pantalla de
manera horizontal y hacia abajo (entre 56 y 120 veces); a este proceso se le
denomina frecuencia y se mide en Hz o ciclos sobre segundo.
Lo anterior se repite aunque para el usuario la pantalla
esté estática, esta se esta refrescando varias veces por segundo.
En la parte trasera del tubo encontramos la rejilla
catódica, que envía electrones a la superficie interna del tubo. Estos
electrones al estrellarse sobre el fósforo hacen que este se ilumine. Un CRT es
básicamente un tubo vacío con un cátodo (el emisor de luz electrónico y un
ánodo (la pantalla recubierta de fósforo) que permiten a los electrones viajar
desde el terminal negativo al positivo.
Su técnica se basa en dibujar los píxeles a través de la
emisión de un haz que incide sobre la capa partículas dispuesta en la parte
interna de la pantalla.
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